
MI PERSONAJE HISTÓRICO
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(3ª PARTE - Otoño)
NAPOLEÓN BONAPARTE
Después el tiempo pasa; cada joven sigue en su vida el camino que el destino le tiene trazado y, como es natural, los ideales cambian. Pasados ya los años de mis primeros estudios, partí de mi pueblo natal, Alforja, y me desplacé para trabajar a Barcelona; me casé, y después fuimos a vivir a Palma de Mallorca. Uno, por desgracia, se vuelve más práctico, menos idealista, y se identifica más con otro personaje histórico. Para mi, entonces empecé a admirar a un hombre que fue ambicioso, inteligente, decidido y dadivoso con su familia. La persona es, como no, “Napoleón Bonaparte”
NAPOLEÓN BONAPARTE fue, sin lugar a dudas, un genio de la estrategia militar y de la guerra. No es que yo entonces me sintiese inclinado por los generales y por las batallas que se enfrentan las naciones, muchas veces por motivos económicos, sino que admiraba “al hombre” que partiendo de un nivel inferior, llegó por su esfuerzo e inteligencia a alcanzar poco a poco los más altos cargos de un país avanzado, como era y continúa siendo Francia.
Pienso que mucha gente de Alforja, por no decir todas las personas de esta población, han oido hablar de Napoleón, así como también de los hechos personales de tan insigne militar.
Como sabemos pues, Napoleón, nació en el año 1769 en la población de Ajaccio, (capital de la isla francesa de Córcega), y desde joven se trasladó a la metrópoli para iniciar sus estudios militares. Desde sus inicios se distinguió como un aventajado alumno y tan pronto como tuvo edad para ello fue destinado a la base militar de Tolón, (puerto cercano a la ciudad de Marsella), donde destacó en la defensa de tal base militar. Ascendido por méritos de guerra y estando ya su país en lucha contra las potencias antirrevolucionarias de entonces - Austria, Inglaterra, Prusia y Rusia - Napoleón, que formaba parte del ejército revolucionario francés, fue destinado a defender las fronteras de Francia ante tales enemigos. Pronto destacó por su valentía, pericia militar, estrategia y serenidad ante el enemigo y, a los 28 años ya había ascendido a general.
Poco después de su ascenso, acepta la dirección de las tropas que se trasladan a Egipto para luchar contra las fuerzas inglesas allí situadas, a las que vence en la nombrada “Batalla de las Pirámides”, cerca de El Cairo; pero la escuadra inglesa derrota poco después a la francesa en el este del Mediterráneo. Como sea que en Francia los políticos moderados necesitaban un general que pusiera fin al Gobierno del Directorio, de París ; Napoleón vuelve a la metrópoli para encabezar un golpe de estado. En el año 1799 fue nombrado cónsul en un triunvirato formado por él, y dos altos dignatarios más, aunque en realidad lo que se instauró fue una dictadura militar.
En el año 1800 el ejército francés al mando de Napoleón ocupa el norte de Italia, ”vence a los autriacos en la batalla de Marengo” y el general se instala en MILÁN, pactando con los austriacos los términos de su derrota. Ocupa la Lombardía, con su capital MILÁN; TURÍN, (en el Piamonte); VENECIA, (con los estados venecianos); y crea el reino de Italia, que pasará a ser gobernado directamente desde París.
Todo ésto, además de su dominio cada vez mayor de la política nacional francesa, le conduce a que sea nombrado en el año 1802, cónsul vitalicio, y más tarde, en el año 1804, emperador hereditario de Francia. Hay que recordar el “hecho histórico” de su coronación, al que fue invitado el Papa Pio VII: El propio Napoleón cogió la corona de la mesita donde la misma estaba colocada, para ponérsela directamente en su cabeza, en clara demostración de que el Pontífice no lo coronaba a él, sino que era él mismo quien había adquirido este derecho de ser nombrado Emperador. ( Sin lugar a dudas, éste fue un acto de soberbia que desmerecen las muchas cualidades que Napoleón tenía).
Entre los años 1800 y 1807 tuvieron lugar los hechos militares más gloriosos de los ejércitos imperiales franceses al mando de Napoleón. Las victorias más trascendentales fueron en el año 1805 contra las tropas de Austria y Rusia en la batalla de Austerlitz, - (situada en la actual República Checa) - ; luego en el año 1806 contra las tropas prusianas en la batalla de Jena, (Alemania) y, finalmente, sobre las tropas rusas en el año 1807 en la batalla de Eylau, (Polonia).
La única gran potencia militar de entonces que no había sido derrotada directamente por las tropas de Napoleón era Inglaterra - quien a su vez tenía la escuadra que dominaba los mares de la Europa occidental, que es lo mismo que decir el mundo político y económico mundial - . Francia dominaba continentalmente desde España hasta los límites fronterizos de Rusia, por lo que Napoleón ideó dominar a Inglaterra por medio de un bloqueo, que le impidiese comerciar con los otros estados europeos. Este bloqueo comercial no fue seguido escrupulosamente por todos los paises satélites de Francia, especialmente por Rusia, por lo que Napoleón decidió la invasión de ese gran país eslavo, invasión que como sabéis fue el inicio de las derrotas más significativas de los ejércitos imperiales franceses.
Después de haber cruzado los ejércitos franceses, junto con tropas de otros paises satélites, la frontera rusa del río Niemen, . . . - “la Grand Armée” . . . , como se les llamaba a los 500.000 hombres que la componían - , se adentraron por las estepas rusas del norte del país en dirección a Moscú – su capital - , donde llegaron en el año 1812, después de vencer a los ejércitos rusos en la batalla de Borodino, “cerca de la ciudad de Smolenko”; - ( a pesar de su victoria, las tropas francesas quedaron ya bastante debilitadas, pues la batalla fue extraordinariamente sangrienta, teniendo en cuenta las grandes bajas que sufrieron ambas partes ) -. Hasta Moscú, pues, los ejércitos franceses entraron sin oposición, toda vez que sus habitantes abandonaron la ciudad inmediatamente después de haberla incendiado. En esta situación y hacercándose el invierno, Napoleón ordenó la retirada de sus ejércitos, lo cual provocó, con el ataque sistemático de las guerrillas rusas junto con el duro invierno del país, una derrota de sus tropas mucho más dura que cualquier batalla que hubiesen sostenido las mismas contra cualquier otro ejército. En su retirada, su “Grand Armée” había sufrido cuantiosas bajas, disminuyendo sus efectivos reales de combate en Smolenko a solo unos 60.000 a 70.000 hombres, pues la mayoría de ellos yacían en las nevadas llanuras rusas y decenas de miles de soldados, hechos prisioneros, habían sido trasladados a miles de kilómetros de distancia, al este de Rusia.
Después de esta derrota, su país, Francia, - cansado ya de tantas batallas, luchas, hambre, disminución de jóvenes entre sus habitantes, así como de la miseria que en general sufría, - había perdido la euforia que tenía al principio y también la confianza que las gentes habían depositado en Napoleón, y lo abandonó a su suerte. En la última batalla de sus ejércitos, ocurrida en el año 1815 en los campos de Waterloo, { no lejos de Bruselas – (Bélgica) - } , las tropas inglesas al mando de su mariscal Lord Wellington, con ayuda de las fuerzas que recibió de las tropas prusianas que llegan allí en el momento culminante de la lucha, derrotaron a la “Grand Armée” , que diezmada retrocede y Napoleón, por primera vez en su vida, se ve obligado a huir al frente de sus soldados.
Hecho prisionero, los ingleses lo trasladan lejos de Europa, a la isla de Santa Elena, - ( en pleno Océano Atlántico) – donde en amarga soledad, como prisionero de los ingleses, murió en el mes de mayo de 1821.
Francia no lo olvidó jamas, ni tampoco hoy lo tiene olvidado. Sus restos mortales descansan en la iglesia monumental de los Inválidos, de París, en un mausoleo dedicado en su honor, rodeado de banderas y símbolos de las victorias que alcanzaron sus ejércitos en los campos de batalla de toda Europa.
(Continuará)
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