
Apreciados lectores impacientes, uséase Pablo, dos han sido los motivos del parón informativo. El primero, como mi última entrada daba a entender, el calor y el segundo mi estancia en Mallorca durante este fin de semana, apagón tecnológico.
Para evitar que la temperatura colapse mi cerebro me recomendaron un fin de semana en Mallorca, y que practicase un poco de buena vida.
La fortuna quiso que esquivase el caos aereo del Prat. Después de varios años sin hacerlo había comprado billete de barco, el resultado fue que aquello realizado por un motivo económico se convirtiese además en una gran inversión. Las plazas en el barco de las 16:00h del viernes estaban cotizadísimas.
El dejar de ser residente en Baleares me ha empujado a la dura realidad de lo caro que es viajar, pero por suerte tengo unos muy buenos anfitriones, que se encargaron de organizar un fin de semana espectácular.
El Sábado por la mañana con dos horas de retraso salimos del Club Nautico de Can Pastilla, San Antonio de la Playa, dirección a Cabrera (Parque Nacional Marítimo-Terrestre).
Mallorca es conocida, sobretodo para generaciones algo mayores que la mía, como la "Isla de la Calma". Y eso se traduce en el carácter mallorquín hasta niveles increibles de tranquilidad. Por desgracia los que vivimos en Madrid o Barcelona, sufrimos lo contrario. Sin quererlo ni beberlo te encuentras a diario andando mucho más rápido de lo deseado, simplemente porque el chorro humano del metro o de la calle va a toda pastilla. Curiosamente a la gente "normal" en lugar de darle envidia ese tranquilo carácter, le pone todavía más nervioso. Mal vamos.
Con toda nuestra pachorra mallorquina llegamos a Cabrera a una hora muy adecuada, la hora de comer. Aunque estoy empezando a darme cuenta, que llegasemos a la hora que llegasemos hubiese sido la hora de comer y beber, pues no dejamos de llenar nuestrás bocas de todo tipo de manjares, y destilados.
En Cabrera está prohibido fondear, (echar el ancla para los de secano) por eso hay un despliegue considerable de boyas en las que amarrar. Un barco por boya es lo suyo, pero nuestra tranquilidad y amistad nos llevó a acabar cinco barcos, uno junto al otro, castigando a una sola y sufrida boya. Unas treinta personas de todas las generaciones nos juntamos. Curiosamente el objetivo y el punto de destino era el mismo.
Después de tanto esfuerzo por saciarnos, lo conseguimos, dejamos de ser seres flotantes pues no habíamos dejado ni un solo hueco de aire en nuestro interior. El espectacular "tumbet" de la familía Portell noqueó a todo valiente que se atrevió a probarlo, después de varias horas de picoteo. La siesta y las partidas de cartas, fueron necesarias.
Para seguir con nuestro estresante día de Santa Marta, decidimos acudir a una reunión social en la playa de Es Trenc, en el chiringuito conocido como "El Último Paraiso". La celebración de su onomástica empujó a la mayor de los Coll a organizar un nuevo sarao. Y una vez más consiguió su objetivo, a base de sangrías de cava destrozó a todo el grupo rompiendo su unidad de acción. El resultado fue de lo más inesperado para más de uno. Se cancelaron cenas, y otros planes, pues la torrija que llevabamos los componentes de mi grupo imposibilitaba cualquier decisión unánime y sensata. Solución, si algo funciona no lo toquemos, asi que nos quedamos. Unos durmiendo, otros de juerga, alguno en urgencias, alguno en medio del mar sin gasolina, cada uno encontró su particular manera de acabar tan digno día.
Hacía mucho que no me reía tanto. Vaya colección de flashes que guardo en mi retina, a cual más curioso. Alguna o alguno debe estar pensando que ya era hora pues últimamente Edu ya no era el mismo. Pues, Edu is back!!! y promete dar guerra este verano en salas de fiesta y verbenas populares.
De todas formas debo encontrar un sistema para que mis asaltos nocturnos a los cajeros automáticos no sean tan sangrientos, pues vaya sangría de cifras rojas, con un pavoroso signo negativo, acabo de ver en mi extracto.
No solo mi cuenta corriente está roja, mi cara, mis hombros, mi cuello, mi nariz, han sufrido el engaño de las compañias farmacuticas. Protección total, Filtro Absoluto,... un comino, está noche mi habitación estará iluminada por mi incandescente cuerpo. Seguro que esta noche sueño con las nubes y el orbayo asturiano.
Punto y aparte a la buena vida, ya es lunes.
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